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NIMBY y la Crisis de Metales en Europa

Foto del escritor: Amadeu BonetAmadeu Bonet

Actualizado: 28 oct 2024

El término NIMBY fue acuñado por primera vez en los años 80 por un periódico estadounidense, a raíz de las protestas de varias comunidades locales en contra de la construcción de un vertedero de residuos nucleares. Desde entonces, el término se emplea de manera habitual en occidente cada vez que un grupo social muestra su oposición a proyectos que considera negativos para su territorio, para su patio trasero. Lo curioso es que tal oposición no está necesariamente ligada a la actividad en sí misma, sino estrictamente a su localización.


Si quieres ver el video del podcast aquí tienes el video:



 

Sin embargo no es un fenómeno exclusivo del sector minero, sino que también puede vincularse con la instalación de antenas de telefonía, aeropuertos, energías renovables, vertederos, y muchas más infraestructuras que, siendo honestos, nadie elegiría tener al lado de su casa, pero que todo el mundo necesita según sus hábitos de vida. Se trata por tanto de ordenar las prioridades desde una perspectiva absolutamente local, obviando la globalización, lo cual lleva a caer en múltiples incongruencias; querer un smartphone pero no minas; querer volar en avión pero no un aeropuerto; querer salvar el planeta pero no aerogeneradores en tu municipio. ¿Qué sucedería si toda la población se instaurase en el NIMBY? La respuesta es evidente.

 

Hasta aquí todo entendible, si asumimos una cierta insolidaridad y un poco de caos irracional en las prioridades. Sin embargo, ¿Cuál es verdaderamente el motor de tal oposición? ¿Por qué no en nuestros patios? ¿Es por el dinero? ¿Es por el medioambiente?

 

No nos engañemos, vivimos en una sociedad en la que todo, o casi todo, se mueve por dinero. Uno podría pronunciar sin temor a equivocarse esa famosa frase que dice algo así como que todos tenemos un precio. Pues bien, parece lógico que hablemos de datos económicos, conviene empezar por una serie de datos sobre algunas de las principales cifras que deja el sector:

 

La industria minera genera más de 30,000 empleos directos y 100,000 indirectos en nuestro país, contribuyendo significativamente al desarrollo económico y social, reflejada entre el 0,3-0,5% del pib estatal

 

Todo lo anterior gracias al importantísimo tejido industrial y que presenta grandes oportunidades de poner nuestra industria a la vanguardia. Además muchas empresas cada vez más, siendo conscientes de la oposición generada que tiende a la demonización del gremio, establecen convenios con los ayuntamientos afectados por medio de los cuales se despliegan importantes líneas de inversión en los municipios, con notables mejoras en muchos ámbitos que indudablemente incrementan la calidad de vida de todos los habitantes.

 

Entonces ¿Cuál es el origen de las quejas en materia económica? Y la respuesta es la proporcionalidad entre la aceptación y la obtención de beneficios, siempre existirán vecinos cuyas propiedades se verán afectadas, y otros muchos que, tendrán que pasar a convivir sin percibir nada a cambio.

 

El impacto ambiental local es la principal reivindicación de las comunidades lobistas del NIMBY para oponerse a la instalación de minas ya que, a diferencia del plano económico, es cierto que no suele traer consigo ventajas significativas a nivel territorial aunque si a nivel global positivo.

 

Esta claro que nadie quiere dejar de tener las ventajas o los privilegios del primer mundo, tener a nuestro alcance toda la tecnología, los servicios y comodidades. Por lo tanto, la demanda nunca bajara, todo lo contrario, incrementa con el tiempo. Sin embargo, en nombre del medioambiente local, preferimos que los proyectos mineros se realicen en otros países, países donde las regulaciones ambientales, los derechos de los trabajadores o incluso el derecho de los niños esta en entredicho. En nombre del medioambiente, prefieren obtener el cobalto de sus baterías del coche eléctrico de niños minando en el Congo que tenerlo en su provincia o en su pueblo. Prefieren no contar la huella de carbono del transporte que puede suponer enviar el cobre de Latinoamérica, a refinar a China, para volver a Europa, que tener toda la cadena de valor dentro del continente Europeo.

 

Entrando ligeramente en materia de ese impacto local, debemos de considerar el impacto de la fauna y flora, impacto acústico o de polvo y finalmente el visual o paisajístico. Todos estos aspectos quedan recogidos dentro de los informes ambientales y de proyectos cuidando cada detalle.  Los estudios de impacto ambiental son realizados por profesionales dedicados y regulados, y aunque siempre hay espacio para mejorar, es importante reconocer el esfuerzo y el compromiso por minimizar los impactos y proteger el entorno. No obstante, no se debe confundir lo anterior con una ausencia total de impacto, que inequívocamente existe, pero que se acota y  minimiza al máximo. Entendemos y respetamos las inquietudes de las comunidades locales sobre el impacto en su entorno, y es nuestra responsabilidad trabajar juntos para abordar estas preocupaciones  Últimamente, los proyectos están migrando de grandes minas abiertas, a minas subterráneas, minimizando el impacto ambiental, visual y paisajístico del medio rural

 

Las discusiones pueden ser infinitas, pero lo que está claro es que la despoblación rural, un verdadero problema de estado, y al que las minas presentan batalla al traer riqueza, empleo y servicios a lugares que por desgracia son cada vez más remotos e inhabitados. La minería sostenible y responsable puede ser una herramienta para revitalizar las zonas rurales, ofreciendo oportunidades de empleo y desarrollo económico que ayuden a frenar la despoblación

 

Queda claro pues que el fenómeno NIMBY no parece poder fundamentarse en el medioambiente, ni tan siquiera en el dinero, sino que es difícil equilibrar las prioridades locales con las necesidades globales, y que si bien tiene tintes de cierto egoísmo, radica principalmente en el desconocimiento generalizado y es ahí donde la comunicación y la colaboración son esenciales. Quizás lo más fácil sería responder con una pregunta, ¿cómo, dónde, y cuándo entonces? Pero está claro que no tienen una respuesta constructiva para tales cuestiones, ya que el síndrome NIMBY se caracteriza por la negativa sistemática, pero no precisamente por las soluciones.

 

En este sentido, los grupos NIMBY ganan la partida comunicativa a las empresas mineras, esto es mayormente debido a la falta de comunicación, a la falta de saber conectar con el territorio, las necesidades y las preocupaciones del mismo. Es muy conveniente poder trabajar en métodos de divulgación efectivos que nos ayuden a llegar a nuevas comunidades, llegar a conectar con otros y divulgar las ventajas e inconvenientes de los proyectos. No solo eso, sino las empresas deben de cambiar su forma de comunicar, ser agiles y rápidos delante de desgracias, acudir a los medios de forma fácil y dejar de ser tan opacas para ser mucho más abiertas y comunicativas. Las desgracias suceden a todos los sectores, depende de como comuniquemos, como transmitamos la información, la imagen de la empresa puede realzarse o quedar muy tocada.

 

Así de alguna manera nació Charlando de minas, el único podcast en español dedicado a la inversión minera, un podcast de habla hispana para promocionar, divulgar la minería y proyectos mineros a inversores y comunidades de habla hispana, un publico objetivo altamente desatendido, altamente ignorado pero altamente importante. Un programa para conectar con el inversor retail, con el vecino del pueblo del lado del proyecto, con el joven que se informa mediante youtube. Nuevas formas de comunicar para las nuevas generaciones.

 

 

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